viernes, 1 de abril de 2011

La arrogancia me ha costado millones... creo.

Normalmente las mejores ideas me llegan justo antes de dormir. Ya saben, justo ese momento en el que todavía estás consiente pero tu cerebro ya está jalando a otra velocidad y estás a punto de entrar a las tierras de Morfeo.

Es horrible cuando me pasa eso. Sé que tengo ideas geniales, ayer por ejemplo se me ocurrieron como tres temas de los cuales postear y hasta desarrollé la idea principal de cada uno con una idea bastante concreta de lo que quería decir y cómo hacerlo, ahorita no tengo ni la más reputa idea de que carajos se trataban… ninguna de las tres. Y lo peor es que también sé que no me voy a acordar.

Eso me pasa bastante seguido, muchas veces justo antes de dormir encuentro la respuesta de cualquier tipo de problemas (desde matemáticos hasta éticos) el problema es que al otro día en la mañana mi cabeza sólo logra percibir que algo pasó pero no sabe bien qué fue, por lo que me despierto sin saber de nuevo si 57,862 tiene raíz cuadrada.

Imaginen que un día se ponen la borrachera de sus vidas y en dicho evento por error descubren quién mató a Kennedy, o peor aún, descubren la cura para el cáncer. Pero la peda fue de tal magnitud que lógicamente perdieron la información y al otro día se levantan sabiendo que tuvieron la respuesta pero sin saber cual era… es una chinga.

Siempre digo que debería tener una libretita junto a la cama porque es ahí donde tengo mis mejores ideas, el problema es que nunca lo hago porque mi arrogancia siempre me dice que sí me voy a acordar… estúpido yo. Eso pasa cuando tienes cierto control sobre tu ciclo de sueño, crees que puedes controlarlo todo y es estúpido pensar eso.

El hecho de poder decidir a qué hora levantarte o entender que estas soñando y decirte conscientemente en el sueño que te despiertes no es lo mismo que acordarte de la mejor idea que has tenido en tu vida, pero eres tan imbécil que no pudiste escribirla en un pedazo de papel, o ya de jodido en tu mano.

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